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ISSN 1989-4163

NUMERO 75 - SEPTIEMBRE 2016

El Año que Nací Yo...

Estel Juliá

 

     

(A propósito de un poema encontrado de Concha Lagos)

En 1962, el mundo seguía revolviéndose en sus miserias. Miserias, lo son, las guerras. Sin entrar en disquisiciones políticas, ni confesionales, el año que nací yo, 1962, en nombre de la “Hispanidad”, un grupo de exiliados cubanos anticastristas reivindicaba ante la Embajada de España en Washington, sus aspiraciones. Ese mismo año, parecía concluir la guerra de la independencia argelina, comenzada en 1954, al tiempo que, también parecía concluir la guerra fría, y paradójicamente frente al esbozo del gran fracaso del mundo occidental emergía una nueva contienda entre China y Pakistán, con India.

En 1962, Luis Cernuda, en el exilio, daba por cerrado su poemario Desolación de la QuimeraAsí ocurre en tu tierra, la tierra de los muertos, / adonde ahora todo nace muerto. Vive muerto y muere muerto…;(1) y en 1962, finalizaba la andadura de una revista de posguerra, La caña gris, (mascarón de proa de la generación de los 50) sacando a la luz un número, el número 6-7-8 en homenaje al poeta, al tiempo que, otra revista, Cuadernos de Ágora, publicaba un número monográfico dedicado al poeta Emilio Prados, el 71-72, correspondiente a septiembre-octubre, que no llegaría a conocer el poeta recién fallecido en su exilio, también, mexicano. Este fue uno de los fracasos de Concha Lagos, editora de la revista quien no escatimó esfuerzos en devolver a la memoria poética española a uno de sus insignes del 27.

Emilio Prados

Probablemente última imagen conocida del poeta
Emilio Prados aparecida en el número 71-72
de la revista Cuadernos de Ágora (1962)

Se me desangran los ojos /—ventanas de mala muerte— / que se me van como ríos / y, como llantos, me vuelven / sin conocer en mi carne / la tierra que los enciende… (2)

Romances
Ilustración de Miguel Prieto contenida en la edición de
Llanto en la sangre. Romances, 1933-1936 de Emilio Prados (1937)
Fuente: Abel Martín. Revista de Estudios sobre Antonio Machado

Es posible enlazar esta sucesión de ocasos y emergencias con los versos citados, pero no quisiera hablar de guerras, sino de literatura, así que destacaré un hito más acontecido aquel año que nací yo, y que recupero el último domingo de julio entrecortado por la premura de una tesis, y el reencuentro con un poema de Concha Lagos (rescatado del basto material que figura entre mis papeles) que me ha hecho anotar algunas reflexiones. Se trata de "Por qué voz el milagro", un título aparecido en la revista malagueña Caracola, en el mes de julio de aquel memorable año de 1962, y que reproduzco a continuación:

Alguien alzó compuertas
y cantó libertades.
—Espacio casi mundo—.
Debe hacer mucho tiempo…

Yo sólo he conocido
este parir soldados
para arrollar fronteras;
este enconar la sangre,
desbordándola luego
y este tronar del odio
que hoy llega hasta la luna,
que el cielo va espesando.

No sé con qué derecho
se adueñan de la vida.
Por qué voz el milagro.
De qué arcángel las alas.
En qué columpio estrella
se salvarán los niños.

Los que solo te piden
el pan de cada día,
seguirán aguardando
el milagro o el ala.

Concha Lagos

La voz poética se sitúa en un tiempo pasado, a partir de la observación interior entabla un breve monólogo como si se tratara de la apertura de un libro imaginario, es el libro de la historia de la Humanidad, construido con imágenes que componen el ciclo de una cronología que arranca desde el mismo origen.

Observadas las primeras páginas se centra en la experiencia del yo, contextualizado en la segunda estrofa es el momento clave en que se truncan las esperanzas, es la vivencia de una guerra, una guerra fratricida, invasora, que aún después de concluida se enraíza en lo más profundo, extendiendo su manto oscuro en el transcurrir del tiempo hasta llegar a la era espacial.

En 1962, los programas espaciales iniciados a finales de los 50 habían alcanzado propulsar al hombre hasta la órbita terrestre. El yo poético vislumbra aquel alunizaje que tendría lugar años más tarde, en 1968. Aquella luna invadida tenía su reflejo en la tierra, y en aquel manto espeso que caía sobre Praga, la primavera de aquel mismo año llegaría en clave de desgarro sin posibilitar la eclosión de las semillas que habían germinado en estado de latencia.

Los nuevos frutos que recogió la Humanidad entonces fueron de nuevo unas vidas truncadas por quienes ostentaban unos poderes y derechos elaborados a su medida, al mismo tiempo que se firmaba el Manifiesto de las 2000 palabras, acto en el que culminaban algunas esperanzas. Desde su encierro, Vladimir Holan, pudo escribir: Pero más tarde el viento entornó la ventana / y en el cielo se alzaba sólo una luna… / El día del juicio aún está por llegar.(3)

Pero volviendo al poema de Concha Lagos, la voz poética ha avanzado más de la cuenta, ha observado las páginas escritas que todavía están por venir, se cuestiona sin signos de interrogación a través de figuras retóricas que contienen atributos imposibles. Alguna de estas figuras posiblemente estuvo inspirada en las iconografías observadas tantas veces en sus visitas al Museo del Prado.
Entre las rosas y el incienso, la imagen de dos arcángeles sobre la que pivota el gesto de la poeta, ambos son elementos comunes de una figura bíblica imposible.(4)

Baraquiel


“El Arcángel Baraquiel esparciendo flores” de Román Bartolómé, s. XVIII
Fuente: Museo del Prado

En este punto del poema la voz se detiene, retrocede unos pasos y gira su rostro para mirar aquella infancia marcada por la estrella que ahora observa transformada. Una estrella sostenida en un cielo oscuro de la que pende un inmenso columpio brillante como símbolo de la salvación de unas historias de vida truncadas, hoy truncadas y en un futuro, ¿quién sabe si también truncadas?

 

Enfants
Imagen del catálogo de la exposición:“C’étaient des enfants”. París, 2012
Fuente: Liberation

La última estrofa del poema escrita desde la posibilidad confesional de la poeta constituye un suplicatorio a un destinatario incierto del cual no hay certeza de sus acciones, y en el caso de tenerlas, no se sabe muy bien si constituirán un fenómeno sobrenatural, o serán solo un modo de consuelo frente al indescifrable futuro.

Podría hablar también de aspectos formales del poema, como la métrica, o la rima, pero no tengo más tiempo y estoy segura de que acabaría aburriéndoles, de modo que prefiero darles mi opinión.

Hoy, el poema de Concha Lagos, sigue vigente, y hasta sería posible afirmar que, al paso del tiempo se ve transformado en un eje permite trazar un bucle donde cambian los nombres de las personas, de los territorios, de los conflictos, pero que en cualquier caso afirma el estado de la experiencia humana en convivencia colectiva, que por desgracia se mide por el número de fracasos.

El éxito también tiene esta misma medida, son dos caras de una misma moneda, tal vez una posibilidad de tantas de llegar a un futuro en armonía... en fin… el día que nací yo… mejor dejarlo aquí, seguramente sucedieron muchas más cosas, pero en cualquier caso, les recomiendo que miren, escuchen, investiguen, porque tal vez encuentren algunos paralelismos con el año en que nacieron ustedes.

 

 

Bibliografía
Cernuda, Luis (1962): Desolación de la quimera, 1956-1962, México: Joaquin Mortiz.
Gensburger, Sarah (2012): C’étaient des enfants. Déportation et sauvetage des enfants juifs à Paris, Flammarion, 2012.
Lagos, Concha (1962): "¿Por qué voz el milagro?", Caracola, n 117, julio.
Prados, Emilio; Altolaguirre, Manuel (pról.), Prieto, Miguel (dibujos) (1937): Llanto en la sangre: romances, 1933-1936, Valencia: Ediciones Españolas.
VV. AA. (1962): Cuadernos de Ágora (Homenaje a Emilio Prados), n 71-72, septiembre-octubre.
VVAA (1962): La caña gris. Homenaje a Luis Cernuda, Valencia: Tipografía Pascual Quiles.
Algunos enlaces
Abel Martín. Revista de Estudios sobre Antonio Machado. http://www.abelmartin.com/
Argentina, Imperio (1936): “El día que nací yo”, acompañada de la orquesta Odeón. https://www.youtube.com/watch?v=V3k-tpGUt6U
 “El Arcángel Baraquiel esparciendo flores” de Román Bartolomé, s. XVIII, nacido en Montoro, Córdoba en 1585. La obra forma parte de la colección del Museo del Prado. https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-arcangel-baraquiel-esparciendo-flores/3d010203-dec7-4e3e-a2fd-c37710546367
“El primer vuelo espacial tripulado”, en National Geographic. http://www.nationalgeographic.es/ciencia/early-manned-spaceflig#
“Les enfants de la Soah”, en Liberation http://www.liberation.fr/photographie/2012/07/20/les-enfants-de-la-shoah_834383


(1) Del poema “Es lástima que fuera mi tierra”, (“Díptico español”) de Luis Cernuda.

(2) De Llanto en la sangre: romances, 1933-1936, de Emilio Prados, Valencia: Ediciones Españolas (1937).

(3) Del poema “¿Espejismo?”, (Pero existe la música) (1996), de Vladimir Holan, traducción de Clara Janés.

(4) Me refiero al cuadro “El Arcángel Baraquiel esparciendo flores” de Román Bartolomé, s. XVIII, nacido en Montoro, Córdoba en 1585. La obra forma parte de la colección del Museo del Prado.



 

 

Concha Lagos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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